Kapdia Pugnus

Acabo de comprenderlo
El dolor descontrolado de tu mirada será eterno

Solo de vez en cuando dejará de filtrarse
Por las comisuras de mis carcajadas

Pero seguirá allí en el pálido vientre de mis anhelos
Parasitando con sus garfios de soberbia

Por ello me contento
Con meter mis dedos por entre tus costillas
Tomar tu monstruoso corazón de puño
Y ahogarlo enervadamente en su ponzoña
Sentir su lucha desesperada
Su tiritar final

Hasta la preciosa laxitud de tus olvidos

Me lavaría las manos

Y contemplaría el atardecer

Diceremater

Si acomodas atormentadamente
Los cansados guijarros del parque en fila india
Te darás cuenta en tu posición fecal
Detenido con la palma llena de palomas caníbales
Que son las puntas de los dedos de tu madre
Tratando ofidicamente de rodearte
Para culparte

Aún así

Te persignas ante su útero

Capsubloide (a Tatilu)

Cuando te cuelgas oblicua de las uñas de la desesperación
Los tejidos de tus angustias te asfixian
Lágrimas de sal
Lágrimas de ocres sabores testiculares
Lágrimas de insomnios aplastantes

Como púas herrumbradas

Y aunque te explico cortésmente
Que al dolor debes de mirarlo a los ojos
Y enfrentar su amarilla pupila de látigo

Tú huyes
Ágilmente

Por los atajos meandrosos
De tus neuronas apagadas
Toxina por toxina

Aún así te quiero

Mi fabulosa Reina de las Pastillas

Oseoumtris

Que tierno es el sonido aterciopelante del cráneo al partirse
Un susurro melodioso en un valle amanecido
Un crepitar de hojarascas acurrucadas
Un bostezo enamorado de felinos suaves
Una llovizna cansada sobre las ventanas de tus ojos

Que tierno

Sobre todo el de los niños contra las balas

Intratopia

Si solo pudiera dejar de soñar tu boca de epitafio
Luchando desordenadamente con las fauces de mi glande

Creo que podría olvidarte facilmente

Mis ojos dejarían de ser plegarias

Y yo dejaría de ser jaula

Aqui también hay pus

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