Todos ustedes

Tu que trepas la pendiente
Encaramado a tus garfios
Tu que aferras los viejos libros
Apelmazados de llantos
Tu que esperas la espada final
De la mano de la apatía
Tu que anhelas un cuerpo de superheroe
Para escapar por el filo del segundero
Tu que lames la espalda arenosa
De la traición y la carcajada enferma
Tu que caes constantemente por el hueco
Fresco y mohoso de tu médula
Tu que desesperas al ver el hambre
Agazaparse para abrazar los niños de tus brazos

Tu no estás solo

Somos muchos
Somos más
Somos obsenas masas de carne humana
Rodando sin cesar en el infinito

Todos ustedes son mis hermanos

La Incomparable (a Ye.Co.)

Nada se compara

Ni las pululantes gotas de lluvia frescas en el rostro cansado
Ni el aroma embriagante de la piel sufrida de mi tierra mojada

Nada se compara

Ni el tranquilizante paso sigiloso de las volutas de estrellas
Ni la brillante mano de la Luna peinando sedosa las copas de los árboles

Nada se compara

Ni el canto relajado de los tibios pichones bajo el ala materna
Ni la dulce melopea de los rios furibundos repletos de liquido musical

No

Nada se compara

Solo Yesica

Cuenco de manos para niños (A Clo y Jo)

Una pradera cubierta de caramelos
Con un sótano de misterios frescos
Una casita en un árbol
Una escalera de besos

Un sol con temperatura de abrazo
Pasando sus dedos tibios en sus cabellos
Una cocina de invierno con risas en la mesa
Una almohada de cesped para ver las estrellas

Y poder mostrarle el vuelo de la mariposa
Y escuchar su asombro con dulzura
Y enseñarle la danza de la Luna
Al contarle historias asombrosas

Que vean en un vaso una aventura de piratas
Que vuelen al espacio en una nave de silla y almohadón
Que conquisten la cima inalcanzable de un monton de arena
Que escuchen realmente el mar en un caracol

La palma abierta de nuestras almas
Será el patio de nuestros niños

El puño cerrado de nuestros coraje
Será su refugio

Que así sea

Aqui también hay pus

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