El Abismo


Un Abismo, bañadera manchada
Dilato mis esfínteres espirituales
Se abren bocas fétidas
Mis poros voraces de oxígeno
Se abren con los orillos paspados
Mis articulaciones se tornan gibosas
Como cadáveres nuevos
Embolsan líquidos pastosos
Mi piel se estira hasta la tortura

Explota
Me desmembro
Sangre en los blancos azulejos
Enrejados rojos y tibios bajan agotadamente

Resumidero
Caigo dentro
Me codeo con cucarachas y eruditos excrementos
Olores espesos y aceitosos a crimen
Rasgan sádicos mis mucosas

Velocidad
Tuberías
Oscura sensación a muerte pantanosa
Mayor velocidad, infinita
Luz al final
Parto cloacal, espumoso y solitario

Me diluyo entre las dulces aguas
Aguas luchadoras, imbatibles
Expertas viajeras, rocín irritado
Socavadora de obstáculos

Sus rocas me van lavando
Mis espinas decapitadas.

Sales, algas y peces
Me van limando.

Y al final
Trinos y animales me reciben

Soy de pronto
Tranquilidad y frescura, gargantas agradecidas
Cuerpos agradecidos
Puedo tocarlos sin miedo
Sin pudor

Me extiendo
A los pies del Árbol
Blancos y descalzos dedos
Beso, adoración
Subo a través de su esponjosa alma
Me dan calor las manos del sol
Salto sigilosamente desde el verde trampolín

Y subo

Y veo

Un Abismo
Dilato mi espíritu
Y soy todo boca para gritar con las cuerdas del viento:

¡Libertad!

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