Debería irme




Debería irme para evitar la tortura
Pero me quedo hasta gritar con mi propio dolor
Lastimando mis propios oídos
Con el propio quejido
De mi propia piel
Abandonada
Seca
Sin una tenue caricia
Avara o mezquina
De tus lejanísimas manos
(¿O garfios?)

El Abismo


Un Abismo, bañadera manchada
Dilato mis esfínteres espirituales
Se abren bocas fétidas
Mis poros voraces de oxígeno
Se abren con los orillos paspados
Mis articulaciones se tornan gibosas
Como cadáveres nuevos
Embolsan líquidos pastosos
Mi piel se estira hasta la tortura

Explota
Me desmembro
Sangre en los blancos azulejos
Enrejados rojos y tibios bajan agotadamente

Resumidero
Caigo dentro
Me codeo con cucarachas y eruditos excrementos
Olores espesos y aceitosos a crimen
Rasgan sádicos mis mucosas

Velocidad
Tuberías
Oscura sensación a muerte pantanosa
Mayor velocidad, infinita
Luz al final
Parto cloacal, espumoso y solitario

Me diluyo entre las dulces aguas
Aguas luchadoras, imbatibles
Expertas viajeras, rocín irritado
Socavadora de obstáculos

Sus rocas me van lavando
Mis espinas decapitadas.

Sales, algas y peces
Me van limando.

Y al final
Trinos y animales me reciben

Soy de pronto
Tranquilidad y frescura, gargantas agradecidas
Cuerpos agradecidos
Puedo tocarlos sin miedo
Sin pudor

Me extiendo
A los pies del Árbol
Blancos y descalzos dedos
Beso, adoración
Subo a través de su esponjosa alma
Me dan calor las manos del sol
Salto sigilosamente desde el verde trampolín

Y subo

Y veo

Un Abismo
Dilato mi espíritu
Y soy todo boca para gritar con las cuerdas del viento:

¡Libertad!

Los Inquilinos (a mi viejo)

Babosa es la piel de los inquilinos de mi mente
Bajan por escaleras sangrientas
Arrastrando un cuerpo inerte
Blanco como la pus de la sicalipsis de tu alma
Lechoso como las ubres
Frescas
Adolescentes
De las niñas violadas
En la azotea
De donde descienden
Los inquilinos

Que son mis párvulos
Las niñas son mis hijas
El violador soy yo
El cuerpo que arrastran es el mío
Solo la escalera está hecha de tinta

Malma

Porque quise refugiarme en tus bosques
Cuando estaba mojado y embebido
Por no ser yo el bosque
Soy un mal marido

Por pretender ser grano de arena en esta sociedad
Por dejar de ser un loco poeta divertido
Por querer afiliarme al sistema
Soy un mal marido

Por asquearme de preguntar acerca de tus deseos
Y descubrirme in frraganti en un malentendido
Por no sentirme deseado
Soy un mal marido

Por no ser un guerrero inescrupuloso y sin entrañas
Por no tener el filo de tu pasado aguerrido
Por querer abrazar nuestras flores
Soy un mal marido

Por estar así amanecido
Con el corazón totalmente vencido
Olvidado del gorjeo de mis latidos
Buscando un sueño que de sentido
A este ultrajado puño malherido
De golpear este papel aturdido
Que quiere con los ojos desvestidos
Ver la esperanza remota de otro nido

¿Sigo siendo un mal marido?

Vos que tenés trabajo y oro en tus alforjas
Por tus largas piernas y tu boca fogosa
Por tu mirada de espada y tu índice de diosa

Supongo

Serás una buena esposa

Que se entere el otro.

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